Carlos Cruz-Diez fue un destacado artista venezolano y una de las figuras más influyentes del arte cinético y óptico del siglo XX. Nacido el 17 de agosto de 1923 en Caracas, Venezuela, Cruz-Diez dedicó su vida a explorar el fenómeno del color como una realidad autónoma, desarrollando un enfoque innovador que transformó la percepción del arte contemporáneo. Su legado artístico sigue siendo una referencia fundamental en el ámbito internacional.
Desde joven, Cruz-Diez mostró un interés profundo por el arte, lo que lo llevó a estudiar en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. Durante su formación, se relacionó con otros artistas destacados de su generación, como Jesús Rafael Soto y Alejandro Otero, quienes también serían figuras clave del arte cinético. En 1945, se graduó como profesor de artes aplicadas, lo que marcó el inicio de una carrera multifacética que incluyó el diseño gráfico, la docencia y la creación artística.
En la década de 1960, Cruz-Diez se trasladó a París, donde consolidó su carrera internacional. Fue en esta etapa cuando desarrolló sus principales investigaciones cromáticas, que dieron lugar a series icónicas como las "Fisicromías", las "Inducciones Cromáticas" y las "Cromointerferencias". Estas obras, caracterizadas por el uso del color y las líneas para crear la ilusión de movimiento, desafiaron las nociones tradicionales del arte al involucrar activamente al espectador en la experiencia visual.
El enfoque de Cruz-Diez sobre el color se basó en tres condiciones fundamentales: sustractiva, aditiva y refleja. A través de estas investigaciones, el artista logró expandir el universo perceptual del color, presentándolo como un fenómeno dinámico que evoluciona en el tiempo y el espacio. Su trabajo no solo fue innovador desde el punto de vista técnico, sino también profundamente conceptual, al proponer una nueva relación entre el arte y la percepción humana.
A lo largo de su carrera, las obras de Cruz-Diez fueron exhibidas en prestigiosas instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Tate Modern de Londres y el Centro Pompidou de París. Además, su legado se encuentra presente en colecciones permanentes de museos y galerías de todo el mundo, consolidándolo como una figura clave del arte contemporáneo.
Carlos Cruz-Diez falleció el 27 de julio de 2019 en París, Francia, dejando un legado artístico que sigue inspirando a nuevas generaciones de artistas y espectadores. Su enfoque revolucionario sobre el color y su capacidad para transformar la experiencia visual lo convierten en un referente imprescindible en la historia del arte. Su obra continúa siendo un testimonio de su compromiso con la innovación y la exploración artística.