Estatua Mumuye, Nigeria. Pps. S. XX. Realizada en madera patinada sobre peana. 130 cm de altura (sin peana).
Las estatuas "janari" representan ancestros tutelares que velan por el bienestar de clanes familiares y personas de alto rango social. Siempre en lugar sagrado, vedado a gente ordinaria, cada clan ocultaba "janaris" de 35 a 185 centímetros de altura con funciones mágico-religiosas en manos de individuos de la más alta condición social tales como el señor del trueno, el señor del rayo, curanderos, adivinos, herreros, el hacedor de lluvia, etc. Ellos las utilizaban en rituales para consolidar su prestigio.
En una sociedad agrícola la principal preocupación es la lluvia. Los Mumuye atribuyen máximos poderes a los especialistas en rituales de control del rayo y el trueno. Destacando entre todos los poderosos fetiches capaces de provocar la lluvia, estos utilizan un delgado lingote de hierro cuya forma sinuosa describe el movimiento del relámpago y de la serpiente (poderoso símbolo de agua). Las más enérgicas "janari" reciben tratamiento mágico con talco blanco en el contorno de los ojos y polvo rojo en el interior del oído para mantenerlas en alerta, agudizando estos sentidos, e imitan la forma en brazos y piernas del poderoso fetiche de lluvia antes descrito. Se cree que esta forma tan peculiar las dota de la "energía contenida" del rayo y las dispone para actuar en ayuda de sus propietarios. No en vano, entre la multitud de funciones de las estatuas Mumuye está proteger propiedades y cosechas de ladrones e invasores.
La palabra "janari" transcribe y alude a otra de las propiedades de estas estatuas "capaces de hablar" interrogadas por el adivino. Después de recibir en boca el jugo de la planta medicinal llamada "gadele" pueden revelar la identidad de la persona buscada por haber perpetrado un crimen.
En el plano artístico son tallas esquemáticas. Esculturas "palo" que representan los principales rasgos tribales de los Mumuye con libertad, sirviéndose únicamente de juegos de formas en los que la geometría construye el volumen, lleno de creatividad, luces y sombras. En definitiva, formas puras que no pasaron desapercibidas a los ojos atentos de grandes escultores como Giacometti, en las que lo figurativo deja paso a un lirismo interior, y donde Henry Moore encontró el modelo para trascender la escultura griega y el canon sofocante de la Academia. Después de leer la afirmación "los artistas africanos conciben de verdad la forma en tres dimensiones", en el libro Visión y diseño" del crítico de arte Roger Fry, publicado en 1920, Moore realizó estudios de la figura Mumuye en la página 105 del cuaderno Nº. 3 que aquí se reproduce.
NICOLAS, A. "African faces, African figures". Nueva York: Museum for African Art, 1997. P. 100. 130 cm de altura
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